¿Qué pasa hoy en Chile? ¿Acaso podemos realmente confiar en que vamos avanzando? Todo el tema de las primarias parece cómo que, aunque intentara parecer cómo un ejercicio democrático, resulta una fachada de demagogia. En todo caso, todos dicen que Chile cambió. ¿Qué significa? Nadie sabe.
Este año hemos visto de todo. Desde una supuesta aceleración económica tan fantástica; hasta el frenazo que ahora dicen que viene (incluyendo los comentarios que dan confianza a los inversionistas, cómo los que salió diciendo el ministro en cada oportunidad). Desde Mañalich en su parada más mafiosa amenazando a un periodista; hasta investigaciones periodísticas de calidad tipo Paulsen increpando a Longueira. Desde el anuncio de la ley de bioequivalencia; hasta la vergonzosa performance parlamentaria respecto de la materia. Lo que todavía no se ha visto es que alguien admita que: la economía de Chile sigue tan sujeta al cobre cómo siempre; que los medios en este país se mueven cien por ciento en función al rating, como siempre; que el dinero y el populismo siguen moviendo al país, como siempre. Si me dicen que Chile cambió, no estoy tan seguro, aunque quiero creer desesperadamente que por lo menos los chilenos hemos cambiado. Lamentablemente pareciera que lo primero no necesariamente se desprende de lo segundo.
Hoy día nos paramos frente a las primarias voluntarias legales con sedes de votación tomadas, y vamos a ver cómo el SERVEL se baja del caballo. Si no las fotos van a ser dramáticas y seguro que van a dar la vuelta al mundo. En todo en este tipo de situaciones es cuando se observa lo poco comprometidas que están las partes con la democracia. Claro, se puede entender (aunque no estar de acuerdo) con la actitud de los secundarios, no cejar, a pesar de las primarias y de la democracia. El problema práctico en todo caso, tendría que haberse previsto por las entidades del gobierno.
En fin, hay que mencionar que aquí se ha intentado presentar cómo que las primarias para presidente fuesen a salvar el lastre del sistema binominal para escoger parlamentarios. Y aunque claramente esto no suena muy lógico, hay que valorar lo que se ha avanzado. Esto, sumado al voto voluntario significa que tenemos una ocasión de elección bastante más democrática que las últimas veces, para definir candidato presidencial. Entonces, habría que valorar la democracia.
De todas formas, parece cómo que todos están empecinados en, literalmente hacer cagar la democracia. La derecha sostiene el sistema binominal, por defecto, y a toda costa (mientras la UDI sea parte de la alianza) y eso implica que la democracia produce resultados de mierda. Y no es porque el sistema binominal sea malo per sé, es porque dada la configuración del país, es antidemocrático que se mantenga. Si el sistema adolece de representatividad hay que buscar la manera de que sea más representativo. De lo contrario esto trasciende incluso a la gobernabilidad. Y claro, siempre una dictadura es más gobernable, pero, por favor, hay que valorar la democracia.
La izquierda hace su parte de la pega. Queda clarísimo cuando uno escucha a José Antonio Gómez plantear no le tengan miedo a la gente. Es decir, me da la impresión de que nadie teme lo que la gente vote en una asamblea constituyente; a lo que se teme es a lo que dicha asamblea determine como alternativas para votar. Pero bueno, esta postura no significa nada más que la posición tradicional de la Concertación: hagamos como que parezca que somos los buenos. Es cosa de mirar a Bachelet esquivando balas.
El problema es que ya no pasa piola. Ya no pasa piola Orrego proponiendo que la plata de las AFP debe poder ir a CODELCO. Ya no pasa piola cuando Longueira plantea sello Pro-PYME y por el otro lado un rimbombante Golborne dándole su apoyo al candidato. Pero bueno, Longueira siempre es un caso especial, proviene de un planeta con un centro social de derecha, en dónde los problemas limítrofes de Chile se solucionan con SERNACs fronterizos y alteraciones a las estadísticas.
Con esto, aunque varios tienen ganas de mantener el statu quo, no les hagamos la pega más fácil. Si hay algo que puede hacer que la democracia sea más representativa es modificar el sistema binominal para incorporar listas proporcionales, incluir más nombres, reajustar los distritos u otra de las tantas alternativas.