30.8.10

Mapuches: Pueblo con Hambre de Justicia

Hoy, como nunca antes, estamos con ganas de echarnos encima a medio mundo: la huelga de hambre de los 32 reos alcanzó bastante ruido como para que la cobertura mediática le de horas extras. Como setas después de la lluvia, aparecen, de repente, todos los comunicadores políticamente correctos a anotarse unos puntitos con cualquier postura ambigüa y piadosa. Ni decirlo, tampoco es fácil tomar el tema con meridiana seguridad: hay delitos por parte de los comuneros mapuches ciertamente; hay también mucho abuso del poder policial. Súmele a eso, lo de siempre: políticos que roban, estafan, se arreglan con los dirigentes y las empresas, mienten y engañan. Con esa mezcla ya tiene lo más importante, sólo le faltan una botella, un calcetín y un encendedor.

Pero la pregunta queda botando y rebotando. ¿Caen estas personas en la categoría de terroristas? Ante todo, hay que tener en cuenta que estas personas no son los mapuches, como dicen: son un grupo dentro de los mapuches. Incluso, para plantear cuestiones tan controversiales como el autogobierno de Wallmapu hay dos maneras: la forma pacífica y la armada. Y no todos los mapuches; ni siquiera todos los pertencientes a organizaciones como el Wallmapuwen, se ven involucrados en situaciones tan incendiarias, o supuestos decomisos montados, de subametralladoras y granadas, de manera que, entendámoslo de una buena vez: no cabe la menor duda de que este grupo de personas es sólo una porción de chilenos, con más o menos tradición mapuche, quienes se adjudican el título, a punta de arbitrarios y estruendosos gritos vandálicos, y a pesar de todos los malamente aludidos. Hay que recordar las sabidas vinculaciones de esta gente con las facciones violentas del movimiento okupa (también constituído por mucho más que sólo los vándalos que le declaran la guerra al estado y que salen en la tele sólo cuando se los llevan cana) más que prueba fehaciente, es ilustrativo ejemplo de sobre qué estamos hablando. Para coronar solo hay que recordar frasecitas como las que fueron parte del comunicado del 20 de Octubre del año pasado en dónde la coordinadora Arauco Malleco hacía referencia a unos tratados de 1800:
...Manifestamos públicamente nuestra renuncia a la nacionalidad Chile, y declaramos territorio de la Nación Autónoma Mapuche desde río Bío bío al Sur, a partir del reconocimiento explícito que el estado hace sobre su existencia en el Tratado de Tapihue de 1825 Artículo 19. Por lo cual damos por terminado todo dialogo con la República de Chile y le declaramos la guerra, desde hoy 20 de octubre de 2009 en adelante y llamamos a todas aquellas comunidades a seguir la misma senda para poder lograr la expulsión completa a todos aquellos objetivos que operan en nuestra Nación Mapuche...
Frente a esto, empezar a hablar de que es la zona más pobre de Chile al voleo es poco serio si se piensa: que la de Temuco es una de la ciudades más ricas del país; que el instrumento que se usa para medir eso es el PIB per cápita (incapaz de ilustrar las condiciones de vida reales); que gran parte de este tipo de activismo proviene de la Región Metropolitana, y que en definitiva el reclamo de los huelgistas no tiene que ver con esto. Sacar el tema de supuesta la discriminación con la que la sociedad chilena trata a los mapuches no solamente es un canto a nunca quedar mal con nadie, sino que es una soberana impertinencia que enardece a muchos fanáticos. Los mapuches no son más dicriminados que los viejos, los homosexuales, los pobres, los negros, y tantos otros que no se vuelven terroristas... Aseveraciones como que al aplicar la legislación antiterrorista lo único que permite es traer herramientas no transparentes al juicio desvirtúan completamente el análisis: la ley antiterrorista permite traer herramientas que sirven para lidiar con terroristas, lo otro sería la ley antitransparente.

El régimen de la represión lo vivimos todos. Todos vivimos en un país dónde venden el derecho de las aguas unilateralmente; dónde concesionan las autopistas a gigantes empresas voraces e inescrupulosas; dónde la mayor cantidad de los beneficios de los recursos minerales no renovables de la tierra los obtienen los dueños de empresas extranjeras a las que el gobierno simpre está intentando dar otro beneficio más (cómo la inamovilidad); dónde la delgadísima fachada de la preocupación ambiental solo sale a relucir momentánea e impropiamente cuando se les arroja a la cara la inconsistencia y el descaro de las promesas de campaña a los gobernantes; dónde el rector de una de las diez universidades mas importantes del país tiene el descalabro de decir que a veces no conviene cumplir las promesas de campaña (como si estas fuesen una especie de competencia creativa) y que eso es normal; dónde las farmacias se coluden; las encuestas se modulan, y el presidente es dueño de los medios de comunicación. Sin embargo hay muchos que aguantamos y alegamos, para intentar un país mejor: no abdicamos de Chile ni de ser chilenos; la lucha no es a costa de lo que sea ni menos del país (que es por lo que se pelea de todas formas).

Al igual que en las cuestiones medioambientales, ahora, todos los iluminados quieren escuchar las organizaciones lideradas por los países desarrollados. Países que en su momento, lisa y llanamente, exterminaron a los habitantes originarios de sus tierras Y si es por hablar de cuestiones ancestrales y tocar fibras irracionales, es bien simple pedir que se tengan consideraciones si el problema no lo atañe a uno. Incluso, pensarán, que Chile debería de entregarles soberanía. Total el problema, en su caso, es mínimo, lo solucionaron sus ancestros en un 99%. Como siempre, los de siempre, llegan primero sin seguir las reglas, y ahora imparten para el resto condiciones para recorrer el camino. Y sin ánimo de ni siquiera insinuar que no se deban hacer las cosas de la manera correcta (a pesar de que muchos otros países las hallan conseguido por otros medios), no deja de ser indigninante la impertinente intromisión de los llamados países desarrollados: es papaya volverse una potencia mundial avanzada después de siglos del trabajo gratis de los esclavos; es chancaca tener una democracia estable y un pueblo homogéneo si en su momento exterminamos a los nativos; es botado conseguir los bajos costos competitivos, y energía de sobra, si consumimos indiscriminadamente los combustibles fósiles de todo el planeta; regalado mantener soberanía y control económico sobre los yacimientos de oro negro en medio oriente, si estamos empecinados en mantener abiertamente declarada, una mediática guerra antiterrorista casi contra toda una religión.

Además, está el tema de los supestos derechos ancestrales. Uno puede entender la necesidad de realizar actos simbólicos de reconocimiento, pero eso de los derechos ancestrales es un argumento que no se sostiene: lo mismo ocurre con Rapa Nui, cuando Leviante Araki se escapa con los tarros, hablando y firmando tratados en supuesta representación de su gente (al igual que estos activistas que se llaman a sí mismos representantes de los mapuches). Y no digo que a muchos no nos hubiera gustado nacer en un país desarrollado como Francia, pero ese no es el espíritu: derechos ancestrales no es más que decir: nuestros tátara-ancestros (ya sea en términos de sangre o cultura) estuvieron viviendo allí antes: así de territorial. El problema es que pasados cien años, esa posición no tiene ni pies ni cabeza. Por un lado, hay que tener claro que cualquier cosa que hagamos no va a reparar las ignominias que se cometieron durante guerra y doscientos años de historia de Chile a otras personas, no a esta gente que ahora reclama. Por otro ¿Qué cara nos pondrían si los chilenos vamos a reclamarle derechos ancestrales a España? O peor aún, si uno tiene ascendencia que proviene de multiples lugares de europa, y además, de los indios del norte y del sur ¿Podría reclamar más derechos ancestrales? ¿O quizá menos y es un derecho inherente a la pureza de la sangre? Si el tópico se refiere a la cultura, es igual de ridículo ¿Podrían venir los herederos de la gente que originalmente construyó los moais a reclamar derechos y demandar la evacuación de los actuales habitantes Rapa Nui porque sus ancestros habían vivido ahí? No hay para que seguir ilustrando lo absurdo, ambigüo y arbitrario del concepto. Pero si la mayoría de la población heredera de las costumbres Mapuches es urbana, y más del 40% vive en Santiago.

Ahora bien, para recapitular, de si los actos son o no meritorios de juzgarse con una ley antiterrorista, y sin perjuicio de que la ley sea perfeccionable, hay que mirar todo el panorama: las recomendaciones de algunos organismos internacionales en esta materia pueden tener un enfoque bastante equívoco y no pasan de ser recomendaciones; además, es de esperar que el mismo tipo de curas que quería perdonar los crímenes de lesa humanidad, vayan a salir defendiendo a los imputados. Fuera de esto, hay que empezar a cuestionarse la real validez de los reclamos tan ancestrales que van más allá de lo simbólico (sin menoscabar la memoria de quienes pudieron ser atropellados por las atrasadas políticas de antaño). Quizá haya que preguntarse lo evidente: ¿Son actos destinados a difundir terror? ¿Hay una ideología política detrás? ¿Hay una organización criminal y contundente que preste apoyo? Y claro, no hay muertes, pero el tenor de los crímenes es evidente y la ley antiterrorista los juzgará por actos incendiarios, pero bajo el paradigma terrorista. Es inexplicable cómo la CAM declara la guerra al estado de Chile y pretende que este no responda con juicios y leyes de corte antiterrorista o marcial. Para ponerlo en otras palabras ¿Vamos a esperar a vernos obligados a juzgar los peores crímenes de todos con la ley antiterrorista?

18.8.10

Gobierno de Chile: La Independencia de los Poderes

En un mes más se vienen las fiestas patrias, y esta vez con bicentenario y todo. Sin embargo, ya tenemos que empezar a tragarnos a las maravillosas lumbreras de siempre, los incansables de siempre. Que indigestión, como poniéndse el parche antes de la herida, sale este señor en el canal trece, a media tarde, cara de palo, diciendo que no hay ninguna autopista del mundo que aguante que todos salgan a las seis el mismo día, y vuelvan a las seis de la misma manera. Me queda claro que no han hecho nada al respecto y que hay altas probabilidades de que ocurra lo mismo de siempre. Y frente a tal descaro, tal sacada de pillos, sólo se puede preguntar ¿Qué se cree este señor? ¿Pensará que todos somo estúpidos, que no hemos pasado horas (independientemente de si son las cuatro, las cinco o las seis, cuando caes en sus garras) en el mentado taco que se mantiene en las carreteras, a lo largo de gran parte del día, esos pocos y preciosos fines de semana? ¿Creerá que uno puede decirle al jefe, no voy a venir el día tanto a trabajar porque el señor éste dijo que los santiaguinos deberíamos diferir los viajes? El brillante caballero pensará que todos salimos al mismo tiempo, no que todos terminamos en el maldito taco que mide horas y kilómetros. Y como si las mentadas autopistas concesionadas funcionasen: todos los días a las nueve de la mañana, Américo Vespucio norte con la panamericana es intransitable. Y ponen un cartel que dice "Mira Chile coMOProgresa"...

Luego están estos señores de Vepucio norte, qué les pasa que aún no reparan la calle ¿Querrán que les pasen plata? Con tal, la ciudad necesita esta vía pensarán. Cabe preguntarse ¿Por que la gente de obras públicas no se deja de payasadas y los obligan a ellos a arreglar el tema, y de pasada a los caritativos de las carreteras como la norte-sur o la 68, a poner tag? ¿Por que cobran el tag si me demoro una hora cuarenta, a las seis de la tarde de vuelta a mi casa por el taco de la 5 norte y la costanera? Autopistas de nivel internacional dicen... Lo único de nivel internacional son los cobros y el negociado que tienen armado los amigos concesionarios. Si hasta el señor Bitar dijo para el terremoto que el esperaría que no cobrasen el tag, pero que no tenía como obligarlos. Lo más genial es que además de que todo se cayó en las vías entre ciudades, en el mismo Santiago estaban empezando a vender las cayes que ya existían, las que se habían pagado con impuestos, como la Kennedy.

Lo que sorprende es que la gente jura de guata que con estos señores de la derecha, la cosa va a ser diferente. Que son más serios ellos, menos ladornes. Si hasta en el programa de TVN, cuando invitan a la tan criticada vocera, y la periodista le pregunta muy seriamente si no siente que el que parte de Canal 13 pase al grupo Luksic es un conflicto en términos de la concentración de poder económico y comunicacional. Y aunque la pregunta tenga validez después de todo, en ese momento es casi imposible no escuchar las campanitas de la dimensión desconocida. Y no lo digo por lo hilarante de que sea precisamente ella quién critique la poca independencia de los medios, sino porque... ¿Mónica Rincón pensará que en el gobierno de Piñera si van a hacer lo que ni todos los ideales socialistas sumados lograron en los gobiernos de la concertación? Y, a no ser que este practicando su stand up, y simplemente la tiró como talla doblemente sarcástica, la penquista, maestra en ciencias políticas no vive en este planeta. ¿Estamos hablando del mismo Piñera? ¿Del que aún no vende Chilevisión? ¿Y del mismo canal? ¿El del Santo Pontífice Angelito de la Iglesia Católica Romana de Occidente S.A.™? No entiendo como la ex panelista del mismo programa logró contenerse y en vez de explotar en llanto y risa respondió, como siempre, con ese humilde "A ver, acá...", que tanto la caracteriza.

"A ver, acá" pareciera que después de todo lo mal que lo hizo la concertación, ahora todo se le perdona a este gobierno. Lo que es penoso es que lo mismo paso después de la dictadura militar, y terminamos como terminamos con la concertación. Y no nos engañemos, la gente de este gobierno es quién siempre ha sido, y por ende, tiene los mismos intereses de siempre, y responden a la misma lógica de siempre. No verlo es de locos y quizá necesitamos refrescar la memoria.

"A ver, acá" tenemos que hacer memoria, es el gobierno del Presidente Piñera. Si, ese Piñera, el que se peleó con Ricardo Claro por unas tarjetas hace tiempo, el socio que decía que no sabía que tenía acciones de FASA y las colusivas farmacias, ese mismo. ¿Se acuerda de él? El que hizo el negocio del siglo con ENERSIS, el que fue sancionado por la SVS después de usar información privilegiada, el de LanChile, cuya filial acordó pagar una multa a los mismísimos gringos por cargos de colusión. ¿Se acordó? El que salió con mención honrosa el año pasado en el reporte de Transparency International, el que anduvo prófugo en la dictadura, acusado de fraude al Banco de Talca, el que hace cinco años decía que había sido profesor en Harvard para tratar de ser presidente, y era chiva. ¡¿No?! Al que le salió el tiro por la culata cuando trató de hacerle la cama en una entrevista a la hija (ahora irritada, el gobierno regional no va a dejar usar mini.¡Glup!―) del ex general de las FFAA, porque el ejército le había intervenido el teléfono (Algo rutinario que supuestamente le hacían a los militantes de partidos políticos.―Doble ¡glup!)

El gobierno del Presidente Piñera, él que partió desesperado por pasar el tema de la depreciación acelerada. El gobierno que llego al poder con la estrellita multicolor de logo, esa que le robaron a Lula Da Silva. El gobierno que sincrónicamente propuso subir los impuestos a las tabacaleras cási de manera perfectamente simultánea con anunciar, con una determinación prácticamente ajena, la misteriosa y equiparativa medida de que el ministerio de Salud prohibiría para noviembre, la importación y venta en Chile, del vaporizador a pilas de propilenglicol, o cigarrillo electrónico (esta es la alternativa no cancerígena ni dañina, del tabaco, aparato que genera evapora un aditivo para alimentos totalmente seguro llamado glicol, y no humo, y que por ende no produce alquitrán; opcionalmente se puede agregar al glicol, el alcaloide del tabaco, la nicotina). El mismo gobierno que quiería extender el plazo de inamovilidad del royalty, de forma que este no se pudiera subir más, si es que las mineras aportaban dinero al plan de reconstrucción.

Por favor, este señor y sus secuaces no han dejado de ser quienes siempre han sido, y no van a hacerlo. No nos olvidemos de quienes son los que están gobernando ahora. Tampoco tiene sentido buscar cual de los dos es el mal menor, la derecha o la izquierda. Las cosas se deben hacer bien, no mal, y tratar de identificar quién tiene mayor cantidad de situaciones especiales sería, como diría mi amigo Paulsen, ir a ver quién la tiene más larga (la lista de antecedentes). Lo único que pido es que no nos olvidemos.

Para saber más, aprieta el botón.

11.7.10

Longueira: Previniendo una Crisis

Por suerte en nuestro país hay personas como Pablo Longueira, alguien que es capáz de decir las cosas, sin miedo a las consecuencias, algo así como una infusión de realidad, inyectada directamente a la sangre de la clase política, y por suerte, hoy en día, a nuestros gobernadores. O quizá no es suerte, sino el mérito de una destacable elite política superior a la media latino americana. De todas formas, destaca la altura de miras que toma cuando se le interpela por cuestiones como las críticas de parte del otro picado, Allamand, al gobierno. Tener el descalabro de hablar de las "opiniones que pueden contribuir a que hagamos las cosas mejor" parece ser un chiste, parece requerir de este personaje que no se permite a si mismo vacilar ni meditar, sobre lo que los demás aporten, ni sobre la consistencia de su particular dinámica propia. Es cómo si , para el ex-presidente de la FECH designado por el régimen dictatorial, de repente todo lo que los otros han aportado simplemente nunca fuese capaz de contribuir a que se hiciesen las cosas mejor, al muy propio estilo de sus ideas chileno-aristocrático-iluminadas, porque que sólo algunos tienen la revelación y potestad de contribuir. Proyectos tan importantes y con tan comprometida mayoría suscitada en la cámara, cómo el sueldo mínimo, podrían ser reevaluados; pero hay algunos que son de la idea que pueden calcular realmente, con algun método, el sueldo ético familiar.

Sólo alguien con esa mágica manera de interpretar y percibir el reino de Chile y sus vecindades, un ignaciano fundador, es capaz de decir con tranquilidad de mente "tal vez pocas veces hayan actuado los políticos mas de espaldas a la gente", refiriéndose al royalty. La ley del royalty dejaría sin estos impuestos al país desde el 2018 al 2025, siendo la posterior la fecha de depletamiento de muchos de los negocios del mineral. Me pergunto si alguien calculo el costo del dinero en el tiempo, con una tasa razonable para el costo de las fuentes alternativas de financiamiento del estado, porque pareciera que ni con esa chiva cuadra ese número.

Pero, vaya a saber uno como es la historia de verdad. Quizá en realidad sea la concertación quién de verdad esté negándole "la salmuera" al gobierno. Quizá eso del sueldo mínimo fue sólo una ilusión manipulada por alguno de sus santos del más allá, o por el mismisimo comandante. Quizás es posible que lo que la UDI negaba durante siglos eran causas y desiciones injustas, que sólo hoy desde una perspectiva del bicentenario pueden ser buenisísimas ideas, como para votar con unanímidad a favor (cómo los cambios en CODELCO, el descuento del 7%, inscripción automática, y vamos a ver que más...). Quizá eso no fue netamente a lo que se dedicaron durante sus decadas de oposición y todos necesitamos un par de: anteojos, audífonos, y pastillas para el alzheimer. Quizá Alicia efectivamente viajó por el espejo y estábamos todos en el otro bendito lado, sin todavía lograr salir.

Pero me imagino que con este tipo de misivas y proclamas, el bacheletista-alianzista, cual inquisidor, petende evitar una crisis mayor. Una radicada en el espíritu de la sociedad misma me imagino. Sin embargo, para quien tenga los piés en la tierra, parece ser estirar excesivamente el elástico. La pregunta entonces es... ¿Hay alguien que realmente los tenga (los pies... en la tierra)? Quizá en definitiva los, para estas alturas desconcertados, van a terminar por creerles.

Por lo menos, digamoslo así, todavía hay personas con la capacidad de decir lo que piensan a pesar de que sea absurdo, falaz e irónicamente sarcástico en vista de quién lo menciona: decir lo que se piensa independientemente de que el propio actuar sea impecablemente errático y contradictorio. Por suerte siempre nos quedan los cara de palo en Chile.

17.5.10

TranSantiago: La Cultura del Robo Oportunista

Nuevamente vuelve a subir el precio de la micros y esta vez si que todos tienen algo que decir (hasta nosotros). De alguna forma, de entre las cosas que se esperaban del gobierno de la derecha en nuestro país era el solucionar el problema del transporte de la capital; el claro y patente fracaso del sistema de planificación central al que se oponen, o se supone lo hacen, los liberales neoclásicos que han alcanzado el poder. Mal que mal, aquí es dónde las papas queman: si en esto no dan un claro giro marcador de diferencias, en cuanto a la gestión del sistema: simplemente no habría ya nada concreto con lo que se pudiesen realmente identificar y/o describir los lineamientos e ideales políticos que conforman al círculo denominado "Renovación Nacional" y al gobierno actual. Igualmente virtuales serían los argumentos de todas las voces de la derecha frente a la historia, intentando persuadirnos de que esta elección se ganó por propio mérito y que no fue simplemente un castigo a la concertación por sus malas prácticas.

Sin embargo, el señor Morandé, al igual que la mayoría de sus colegas cogobernantes, parece no comprender el verdadero peso épico que tienen las decisiones, medidas y políticas que él determine, gestione y tome, para su esquina de la pirámide socio-política-económica (y para el resto de los mortales). Y pesar del galleteo que puede significar la invitación al programa político del canal del que el jefe, al parecer, por fin se deshace; y de que los argumentos del "peineta" (a los cuales intentaré rendir homenaje con este embarullado comentario) pueden resultar incluso mas divertidos y enredados que su propia cabellera; el Ministro no fue capaz de responder con categoría por qué iban a devolverle la competencia a los alimentadores del TranSantiago: se remitió a una débil y temblorosoa excusa (casi como vampiro chino) diciendo que iban a mantener la planificación central en los troncales. Cabe preguntarse si los cabellos de medusa le convirtieron en piedra.

Esperemos que no halla llegado a tragar la magistral conclusión de que si el mercado determina los recorridos, la ciudadanía vaya a morir de floja. Yo le diría que no se preocupe, independiete del sistema, igual hay que caminar a la micro, pues no hablamos de un radio taxi. El tema viene a ser cuantas veces me tengo que trasbordar, con cuantas personas debo compartir el metro cuadrado en la micro y cuantas cuadras debo caminar. Y más alla de las consideraciones ético-filosóficas sobre la espiritualidad humana, en definitiva, por lo menos es más práctico hacerse las cosas más fáciles.

No hablo de quemar las naves, pero en definitiva si la cuestión está mal hecha y según algunos, "siempre es más fácil" desechar los problemas mas que intentar repararlos; bien podríamos hacerle la vida más fácil al ciudadano chileno que si usa el sistema (aunque sea por una vez en la historia). A veces conviene empezar denuevo que arrastrar un problema grave hasta las últimas: el que no se arrepiente de nada tampoco aprende nada.

Pero más alla de todo el temita, lo que salta a la luz es la poca comprensión del problema: el TranSantiago se creo con dos o tres argumentos, y por una sóla razón. Hay que recordar que nunca se dijo que los recorridos de las micros amarillas eran malos, el problema (se alegaba) era la contaminación, los asaltos a los micreros, la congestión, y etcéteras... El problema radicaba en gran medida en que los empresarios del transporte en Santiago tenían la sartén por el mango cuando llegaba el momento de tomar acciones (subir precios o demandar distintas cuestiones); algo así como lo que ocurre con los mineros pero en una microdimensión santiaguina; lo violento que le resultaban las interrupciones del sistema de transportes de la capital a los gobiernos de la concertación; el poder que tenían y ejercían aquel grupo de empresarios y la lucha de fuerzas negociadoras, que si hacemos memoria, hacía temblar a todo el país cuando ellos amenazaban. Esto último es en lo que el TranSantiago realmente ha sido increíble y silenciosamente efectivo: eso se acabó de un día para otro.

De que costó caro, costó caro. No me refiero sólo al subsidio, la destrucción del Metro, el déficit, el deterioro de las aterias principales debido a las vías exclusivas, la inversión, las muertes en el metro y el aumento de vehículos que ahora transitan (con su congestión y contaminación). Hablo también del gasto en fuerza policial, fiscalización municipal, trabajo de marca intenso e intensivo, en el 'prime time' de la televisión, tratando de meterle cosas y más cosas en la cabeza a la gente. Por suerte (para ellos) se han ocupado de que se mantenga la evasión por lo menos siempre sobre un volumen crítico-expiatorio. Pero a pesar de eso, la gente deja que "metan la mano" y mira para el lado. Porque acá en Chile la gente es mala fresca y oportunista, dicen, un problema cultural y ético; pero cabe preguntarse, por ejemplo, que harían los latinos y morenitos del Bronx si al inicio de un viaje de regreso a casa, de dos horas (con un par de transbordos en promedio), a las siete de la tarde, tuviesen que abordar, por la puerta trasera, un vehículo, que mide el doble de largo que un bus tradicional, repleto de gente parada entre él y el aparato por el cual debe utilizar su tarjeta prepagada para que le descuenten el pasaje.

Y no se trata acá de hacer una apología al que no paga. Aquél que evade es un ladrón en su particular contingencia porque está robando. Lo que no se puede decir es que el problema es de los chilenos por ser así. Un sistema así hubiese tenido los mismos resultados en todos salvo contados países, pero, mal les pese, todos sabíamos que el sistema era para Santiago de Chile de Latinoamércia, no era para Japón. Sería como si hubiese un terremoto cataclísmico y el gobierno dejase en total desamparo a las ciudades más afectadas por algunos días, sin preocuparse por mantener el orden civil. Y luego se alegase de que los saqueos y desmanes que cometieron los vándalos durante ese tiempo de abandono, sin electricidad, comunicación ni vías de transporte, fueran culpa exclusivamente del espíritu decadente de la gente del pueblo que lleva a las personas a hacer este tipo de cosas; y no a la inacción y ausencia de fuerzas estatales que mantuviesen el orden público. Sin desmerecer la imbecilidad del vándalo, el régimen del caos se debe mayormente, por no decir de manera exclusiva, a la incompetencia y exceso de cálculo político de quienes debieron ejecutar las acciones por las que todos pagamos y votamos. ¿Si un avión se cae, es culpa de los pasajeros morir por no tener alas? El pueblo de Chile no es peor que cualquier otro pueblo (aunque el ladron chileno es peor que el chileno promedio) asique no tiene sentido decir que los chilenos aquí y allá; ladrones hay en todos lados.

Pero si para un dueño de un pequeño local, no le es rentable tener cargadores de tarjeta. La gente le tiene rabia al sistema, se siente estafada y cree que lo justo es no pagar porque acá pega eso de que "ladrón que roba a ladrón". Sino preguntenle a Tomás Hirsch. Como puede ser que eso aún no lo hallan podido controlar, casi que es cosa de que el chofer no abra la puerta de atrás. Pareciera convenirles tener este comodín para subir el precio del pasaje (y de hecho, cada vez que se sube sale el tema de la evasión a la mesa). Es decir ¿como pueden seguir con un sistema de tarjetas prepagadas y sin posibilidad de pagar directamente con efectivo, o cobradores automáticos, ni nada, siendo un sistema con tan alta evasión que hace subir el precio sistemáticamente? ¿Que pasó con los sistemas de recarga "sin vuelto", para la tarjeta Bip!, que supuestamente iban a estar en "una buena parte" de la flota?

Asique, Sr. Morandé, no se preocupe al decir que quiere devolverle algo de competencia al mercado del transporte en Santiago; la pluma había llegado a una conclusión similar en pleno carmesí, poco antes del estalinismo; además, si es por hacer lo que hacen otros, eso es lo que hacen la mayoría de los países.