30.8.10

Mapuches: Pueblo con Hambre de Justicia

Hoy, como nunca antes, estamos con ganas de echarnos encima a medio mundo: la huelga de hambre de los 32 reos alcanzó bastante ruido como para que la cobertura mediática le de horas extras. Como setas después de la lluvia, aparecen, de repente, todos los comunicadores políticamente correctos a anotarse unos puntitos con cualquier postura ambigüa y piadosa. Ni decirlo, tampoco es fácil tomar el tema con meridiana seguridad: hay delitos por parte de los comuneros mapuches ciertamente; hay también mucho abuso del poder policial. Súmele a eso, lo de siempre: políticos que roban, estafan, se arreglan con los dirigentes y las empresas, mienten y engañan. Con esa mezcla ya tiene lo más importante, sólo le faltan una botella, un calcetín y un encendedor.

Pero la pregunta queda botando y rebotando. ¿Caen estas personas en la categoría de terroristas? Ante todo, hay que tener en cuenta que estas personas no son los mapuches, como dicen: son un grupo dentro de los mapuches. Incluso, para plantear cuestiones tan controversiales como el autogobierno de Wallmapu hay dos maneras: la forma pacífica y la armada. Y no todos los mapuches; ni siquiera todos los pertencientes a organizaciones como el Wallmapuwen, se ven involucrados en situaciones tan incendiarias, o supuestos decomisos montados, de subametralladoras y granadas, de manera que, entendámoslo de una buena vez: no cabe la menor duda de que este grupo de personas es sólo una porción de chilenos, con más o menos tradición mapuche, quienes se adjudican el título, a punta de arbitrarios y estruendosos gritos vandálicos, y a pesar de todos los malamente aludidos. Hay que recordar las sabidas vinculaciones de esta gente con las facciones violentas del movimiento okupa (también constituído por mucho más que sólo los vándalos que le declaran la guerra al estado y que salen en la tele sólo cuando se los llevan cana) más que prueba fehaciente, es ilustrativo ejemplo de sobre qué estamos hablando. Para coronar solo hay que recordar frasecitas como las que fueron parte del comunicado del 20 de Octubre del año pasado en dónde la coordinadora Arauco Malleco hacía referencia a unos tratados de 1800:
...Manifestamos públicamente nuestra renuncia a la nacionalidad Chile, y declaramos territorio de la Nación Autónoma Mapuche desde río Bío bío al Sur, a partir del reconocimiento explícito que el estado hace sobre su existencia en el Tratado de Tapihue de 1825 Artículo 19. Por lo cual damos por terminado todo dialogo con la República de Chile y le declaramos la guerra, desde hoy 20 de octubre de 2009 en adelante y llamamos a todas aquellas comunidades a seguir la misma senda para poder lograr la expulsión completa a todos aquellos objetivos que operan en nuestra Nación Mapuche...
Frente a esto, empezar a hablar de que es la zona más pobre de Chile al voleo es poco serio si se piensa: que la de Temuco es una de la ciudades más ricas del país; que el instrumento que se usa para medir eso es el PIB per cápita (incapaz de ilustrar las condiciones de vida reales); que gran parte de este tipo de activismo proviene de la Región Metropolitana, y que en definitiva el reclamo de los huelgistas no tiene que ver con esto. Sacar el tema de supuesta la discriminación con la que la sociedad chilena trata a los mapuches no solamente es un canto a nunca quedar mal con nadie, sino que es una soberana impertinencia que enardece a muchos fanáticos. Los mapuches no son más dicriminados que los viejos, los homosexuales, los pobres, los negros, y tantos otros que no se vuelven terroristas... Aseveraciones como que al aplicar la legislación antiterrorista lo único que permite es traer herramientas no transparentes al juicio desvirtúan completamente el análisis: la ley antiterrorista permite traer herramientas que sirven para lidiar con terroristas, lo otro sería la ley antitransparente.

El régimen de la represión lo vivimos todos. Todos vivimos en un país dónde venden el derecho de las aguas unilateralmente; dónde concesionan las autopistas a gigantes empresas voraces e inescrupulosas; dónde la mayor cantidad de los beneficios de los recursos minerales no renovables de la tierra los obtienen los dueños de empresas extranjeras a las que el gobierno simpre está intentando dar otro beneficio más (cómo la inamovilidad); dónde la delgadísima fachada de la preocupación ambiental solo sale a relucir momentánea e impropiamente cuando se les arroja a la cara la inconsistencia y el descaro de las promesas de campaña a los gobernantes; dónde el rector de una de las diez universidades mas importantes del país tiene el descalabro de decir que a veces no conviene cumplir las promesas de campaña (como si estas fuesen una especie de competencia creativa) y que eso es normal; dónde las farmacias se coluden; las encuestas se modulan, y el presidente es dueño de los medios de comunicación. Sin embargo hay muchos que aguantamos y alegamos, para intentar un país mejor: no abdicamos de Chile ni de ser chilenos; la lucha no es a costa de lo que sea ni menos del país (que es por lo que se pelea de todas formas).

Al igual que en las cuestiones medioambientales, ahora, todos los iluminados quieren escuchar las organizaciones lideradas por los países desarrollados. Países que en su momento, lisa y llanamente, exterminaron a los habitantes originarios de sus tierras Y si es por hablar de cuestiones ancestrales y tocar fibras irracionales, es bien simple pedir que se tengan consideraciones si el problema no lo atañe a uno. Incluso, pensarán, que Chile debería de entregarles soberanía. Total el problema, en su caso, es mínimo, lo solucionaron sus ancestros en un 99%. Como siempre, los de siempre, llegan primero sin seguir las reglas, y ahora imparten para el resto condiciones para recorrer el camino. Y sin ánimo de ni siquiera insinuar que no se deban hacer las cosas de la manera correcta (a pesar de que muchos otros países las hallan conseguido por otros medios), no deja de ser indigninante la impertinente intromisión de los llamados países desarrollados: es papaya volverse una potencia mundial avanzada después de siglos del trabajo gratis de los esclavos; es chancaca tener una democracia estable y un pueblo homogéneo si en su momento exterminamos a los nativos; es botado conseguir los bajos costos competitivos, y energía de sobra, si consumimos indiscriminadamente los combustibles fósiles de todo el planeta; regalado mantener soberanía y control económico sobre los yacimientos de oro negro en medio oriente, si estamos empecinados en mantener abiertamente declarada, una mediática guerra antiterrorista casi contra toda una religión.

Además, está el tema de los supestos derechos ancestrales. Uno puede entender la necesidad de realizar actos simbólicos de reconocimiento, pero eso de los derechos ancestrales es un argumento que no se sostiene: lo mismo ocurre con Rapa Nui, cuando Leviante Araki se escapa con los tarros, hablando y firmando tratados en supuesta representación de su gente (al igual que estos activistas que se llaman a sí mismos representantes de los mapuches). Y no digo que a muchos no nos hubiera gustado nacer en un país desarrollado como Francia, pero ese no es el espíritu: derechos ancestrales no es más que decir: nuestros tátara-ancestros (ya sea en términos de sangre o cultura) estuvieron viviendo allí antes: así de territorial. El problema es que pasados cien años, esa posición no tiene ni pies ni cabeza. Por un lado, hay que tener claro que cualquier cosa que hagamos no va a reparar las ignominias que se cometieron durante guerra y doscientos años de historia de Chile a otras personas, no a esta gente que ahora reclama. Por otro ¿Qué cara nos pondrían si los chilenos vamos a reclamarle derechos ancestrales a España? O peor aún, si uno tiene ascendencia que proviene de multiples lugares de europa, y además, de los indios del norte y del sur ¿Podría reclamar más derechos ancestrales? ¿O quizá menos y es un derecho inherente a la pureza de la sangre? Si el tópico se refiere a la cultura, es igual de ridículo ¿Podrían venir los herederos de la gente que originalmente construyó los moais a reclamar derechos y demandar la evacuación de los actuales habitantes Rapa Nui porque sus ancestros habían vivido ahí? No hay para que seguir ilustrando lo absurdo, ambigüo y arbitrario del concepto. Pero si la mayoría de la población heredera de las costumbres Mapuches es urbana, y más del 40% vive en Santiago.

Ahora bien, para recapitular, de si los actos son o no meritorios de juzgarse con una ley antiterrorista, y sin perjuicio de que la ley sea perfeccionable, hay que mirar todo el panorama: las recomendaciones de algunos organismos internacionales en esta materia pueden tener un enfoque bastante equívoco y no pasan de ser recomendaciones; además, es de esperar que el mismo tipo de curas que quería perdonar los crímenes de lesa humanidad, vayan a salir defendiendo a los imputados. Fuera de esto, hay que empezar a cuestionarse la real validez de los reclamos tan ancestrales que van más allá de lo simbólico (sin menoscabar la memoria de quienes pudieron ser atropellados por las atrasadas políticas de antaño). Quizá haya que preguntarse lo evidente: ¿Son actos destinados a difundir terror? ¿Hay una ideología política detrás? ¿Hay una organización criminal y contundente que preste apoyo? Y claro, no hay muertes, pero el tenor de los crímenes es evidente y la ley antiterrorista los juzgará por actos incendiarios, pero bajo el paradigma terrorista. Es inexplicable cómo la CAM declara la guerra al estado de Chile y pretende que este no responda con juicios y leyes de corte antiterrorista o marcial. Para ponerlo en otras palabras ¿Vamos a esperar a vernos obligados a juzgar los peores crímenes de todos con la ley antiterrorista?

18.8.10

Gobierno de Chile: La Independencia de los Poderes

En un mes más se vienen las fiestas patrias, y esta vez con bicentenario y todo. Sin embargo, ya tenemos que empezar a tragarnos a las maravillosas lumbreras de siempre, los incansables de siempre. Que indigestión, como poniéndse el parche antes de la herida, sale este señor en el canal trece, a media tarde, cara de palo, diciendo que no hay ninguna autopista del mundo que aguante que todos salgan a las seis el mismo día, y vuelvan a las seis de la misma manera. Me queda claro que no han hecho nada al respecto y que hay altas probabilidades de que ocurra lo mismo de siempre. Y frente a tal descaro, tal sacada de pillos, sólo se puede preguntar ¿Qué se cree este señor? ¿Pensará que todos somo estúpidos, que no hemos pasado horas (independientemente de si son las cuatro, las cinco o las seis, cuando caes en sus garras) en el mentado taco que se mantiene en las carreteras, a lo largo de gran parte del día, esos pocos y preciosos fines de semana? ¿Creerá que uno puede decirle al jefe, no voy a venir el día tanto a trabajar porque el señor éste dijo que los santiaguinos deberíamos diferir los viajes? El brillante caballero pensará que todos salimos al mismo tiempo, no que todos terminamos en el maldito taco que mide horas y kilómetros. Y como si las mentadas autopistas concesionadas funcionasen: todos los días a las nueve de la mañana, Américo Vespucio norte con la panamericana es intransitable. Y ponen un cartel que dice "Mira Chile coMOProgresa"...

Luego están estos señores de Vepucio norte, qué les pasa que aún no reparan la calle ¿Querrán que les pasen plata? Con tal, la ciudad necesita esta vía pensarán. Cabe preguntarse ¿Por que la gente de obras públicas no se deja de payasadas y los obligan a ellos a arreglar el tema, y de pasada a los caritativos de las carreteras como la norte-sur o la 68, a poner tag? ¿Por que cobran el tag si me demoro una hora cuarenta, a las seis de la tarde de vuelta a mi casa por el taco de la 5 norte y la costanera? Autopistas de nivel internacional dicen... Lo único de nivel internacional son los cobros y el negociado que tienen armado los amigos concesionarios. Si hasta el señor Bitar dijo para el terremoto que el esperaría que no cobrasen el tag, pero que no tenía como obligarlos. Lo más genial es que además de que todo se cayó en las vías entre ciudades, en el mismo Santiago estaban empezando a vender las cayes que ya existían, las que se habían pagado con impuestos, como la Kennedy.

Lo que sorprende es que la gente jura de guata que con estos señores de la derecha, la cosa va a ser diferente. Que son más serios ellos, menos ladornes. Si hasta en el programa de TVN, cuando invitan a la tan criticada vocera, y la periodista le pregunta muy seriamente si no siente que el que parte de Canal 13 pase al grupo Luksic es un conflicto en términos de la concentración de poder económico y comunicacional. Y aunque la pregunta tenga validez después de todo, en ese momento es casi imposible no escuchar las campanitas de la dimensión desconocida. Y no lo digo por lo hilarante de que sea precisamente ella quién critique la poca independencia de los medios, sino porque... ¿Mónica Rincón pensará que en el gobierno de Piñera si van a hacer lo que ni todos los ideales socialistas sumados lograron en los gobiernos de la concertación? Y, a no ser que este practicando su stand up, y simplemente la tiró como talla doblemente sarcástica, la penquista, maestra en ciencias políticas no vive en este planeta. ¿Estamos hablando del mismo Piñera? ¿Del que aún no vende Chilevisión? ¿Y del mismo canal? ¿El del Santo Pontífice Angelito de la Iglesia Católica Romana de Occidente S.A.™? No entiendo como la ex panelista del mismo programa logró contenerse y en vez de explotar en llanto y risa respondió, como siempre, con ese humilde "A ver, acá...", que tanto la caracteriza.

"A ver, acá" pareciera que después de todo lo mal que lo hizo la concertación, ahora todo se le perdona a este gobierno. Lo que es penoso es que lo mismo paso después de la dictadura militar, y terminamos como terminamos con la concertación. Y no nos engañemos, la gente de este gobierno es quién siempre ha sido, y por ende, tiene los mismos intereses de siempre, y responden a la misma lógica de siempre. No verlo es de locos y quizá necesitamos refrescar la memoria.

"A ver, acá" tenemos que hacer memoria, es el gobierno del Presidente Piñera. Si, ese Piñera, el que se peleó con Ricardo Claro por unas tarjetas hace tiempo, el socio que decía que no sabía que tenía acciones de FASA y las colusivas farmacias, ese mismo. ¿Se acuerda de él? El que hizo el negocio del siglo con ENERSIS, el que fue sancionado por la SVS después de usar información privilegiada, el de LanChile, cuya filial acordó pagar una multa a los mismísimos gringos por cargos de colusión. ¿Se acordó? El que salió con mención honrosa el año pasado en el reporte de Transparency International, el que anduvo prófugo en la dictadura, acusado de fraude al Banco de Talca, el que hace cinco años decía que había sido profesor en Harvard para tratar de ser presidente, y era chiva. ¡¿No?! Al que le salió el tiro por la culata cuando trató de hacerle la cama en una entrevista a la hija (ahora irritada, el gobierno regional no va a dejar usar mini.¡Glup!―) del ex general de las FFAA, porque el ejército le había intervenido el teléfono (Algo rutinario que supuestamente le hacían a los militantes de partidos políticos.―Doble ¡glup!)

El gobierno del Presidente Piñera, él que partió desesperado por pasar el tema de la depreciación acelerada. El gobierno que llego al poder con la estrellita multicolor de logo, esa que le robaron a Lula Da Silva. El gobierno que sincrónicamente propuso subir los impuestos a las tabacaleras cási de manera perfectamente simultánea con anunciar, con una determinación prácticamente ajena, la misteriosa y equiparativa medida de que el ministerio de Salud prohibiría para noviembre, la importación y venta en Chile, del vaporizador a pilas de propilenglicol, o cigarrillo electrónico (esta es la alternativa no cancerígena ni dañina, del tabaco, aparato que genera evapora un aditivo para alimentos totalmente seguro llamado glicol, y no humo, y que por ende no produce alquitrán; opcionalmente se puede agregar al glicol, el alcaloide del tabaco, la nicotina). El mismo gobierno que quiería extender el plazo de inamovilidad del royalty, de forma que este no se pudiera subir más, si es que las mineras aportaban dinero al plan de reconstrucción.

Por favor, este señor y sus secuaces no han dejado de ser quienes siempre han sido, y no van a hacerlo. No nos olvidemos de quienes son los que están gobernando ahora. Tampoco tiene sentido buscar cual de los dos es el mal menor, la derecha o la izquierda. Las cosas se deben hacer bien, no mal, y tratar de identificar quién tiene mayor cantidad de situaciones especiales sería, como diría mi amigo Paulsen, ir a ver quién la tiene más larga (la lista de antecedentes). Lo único que pido es que no nos olvidemos.

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