9.10.08

Política de Acuerdos: Base para la Gobernabilidad

Se celebran 20 años desde que el pueblo de Chile le dijo no al dictador. 20 años de democracia que nos costó un mundo recuperar y que hoy muchos celebran con cariño. Los principales actores del cambio hoy se sienten orgullosos y satisfechos; no es para menos, se liberó al país de un macabro peso aplastante.

Con toda admiración por lo que se logró en ese tiempo, quiero señalar que llama peligrosamente la atención como eso que costo un enorme esfuerzo, hoy no se valore, incluso por los mismos que trabajaron tanto para conseguirlo. Aunque no corremos tal peligro como el de aquéllos años, es necesario señalar la necesidad de que se repase qué y cómo es una democracia.

El otro día no pude dejar de sorprenderme con los dichos de R. Lagos en televisión. "Los partidos tienen que dar una señal clara de gobernabilidad al país, trás el liderazgo que escojan, y que ese lider es respetado como tal, y en ciertas definiciones es el presidente como líder de la coalición, el que cuando tome una desisción al final, sopesando todas las opiniones, de todos los sectores, trás esa desisción hay que estar. Es la única forma de ser gobierno". El enviado especial de las Naciones Unidas para tratar los cambios climáticos, quén tanto lucho para reestablecer la democracia, nos habla de gobernabilidad, concepto que se viene posicionando como arma retórica político-demagógica desde hace unos cuantos años ya. Es decir, para él, al final de cuentas, siempre hay que estar cuadrado detrás de la opinión del líder pues de lo contrario vamos a sucumbir bajo la ingobernabilidad.

Lo interesante es que, penosamente, tras los dichos de R. Lagos, se deja ver que se le está olvidando lo que es fundamentalmente la democracia. Si todos los partidarios de cada sector político se cuadrasen bajo una opinión, entonces no tendría sentido tener a la cantidad de diputados, senadores, alcaldes, consejales y etcéteras. ¿Para qué? ¿No sería mejor votar por una coalición que se dedique a tomar el 100% de las desiciones? ¡Fantástico! Súper gobernable la cosa. De partida, habría que sacar totalmente a los independientes y grupos como el juntos podemos, es decir, sólo aportan ingobernabilidad. Y que la derecha sólo se aparezca en las elecciones. ¿O no? El problema es que la base del sistema democrático es la diversidad, y cuando se busca, en cambio, obligar a los actores políticos a adscribir totalmente a la desición que el partido ordene, terminamos por menoscabar la democracia. ¿Por qué trabajar por la gobernabilidad significa para los políticos buscar la unanimidad?

La democracia es un sistema que asegura gobernabilidad a pesar de la diversidad de opiniones, de eso se trata y por eso es que todo creemos que funciona relativamente mejor que otros sistemas. De hecho, cabe preguntarse en Chile cuando ha habido ingobernabilidad: la respuesta es clara, justamente cuando ha faltado democracia: por ejemplo, cuando se intenta llegar con una revolución comunista al poder, o cuando se impone un sistema dictatorial. Y aunque algunos teman, clamando que en tiempos de guerra civil surgen las esisciones de partidos y contaposición de ideas dentro de los mismos partidos, la cuestión crucial es saber cuidar la democracia en esos momentos por sobre mantener la unanimidad de las ideas. En efecto, forzar la unanimidad en momentos de crisis es justamente invocar al desastre. A. Pinochet cometió atrocidades enormes por lo que el creía que era mantener la gobernabilidad. Bajo su dictadura las opiniones e ideas se forzaron a ser de un solo bando, eso trajo consigo aborredcibles abusos en contra de los derechos humanos. Por lo demás ¿Acaso no es eso lo que hace H. Chávez con sus reformas constitucionales y restricciones a la prensa: buscar un gobierno validado democráticamente pero totalmente monocromático? Y aunque quizá no se arriesgue tal tipo de violencia, buscar la homogeneidad de ideas con desesperación menoscaba la democracia, pues en el fondo la democracia es un sistema que busca la diversidad de ideas.

De ahí lo llamativo de los dichos de S. Alvear, por ejemplo, cuando dice que es el momento de "no darse gustitos personales" en cuanto a las campañas municipales, refiriéndose a los llamados "descolgados" y al PRI. ¿Se referirá con "gustitos personales" a no tener ideas totalmente supeditadas a la ideología del partido? O cómo olvidar cuando se decía que la derecha estaba empecinada en inducir ingobernabilidad cuando votaba la destitución en contra de Y. Provoste ¿Pero si fuese así, entonces por qué la democracia tendría este tipo de mecanismos? Y cuando rápidamente se expulsaron del partido demócrata cristiano a los díscolos. ¿Donde está la diversidad en ese partido? Si J. Lavín propone lo que P. Longueira llamaría un nuevo estilo de hacer política al considerarse Bacheletista-Alianzista. ¿Acaso no se está reflejando claramente allí el gérmen de un nuevo estilo oligárquico (o a lo menos aristocrático para los que todavía creen en la benevolente "elite política")? Como último ejemplo, cuando vemos al abogado A. Allamand proponiendo la famosa tesis del desalojo ¿Acaso eso no es un atentado directo contra la diversidad política inminente del sistema democrático?

Lo que se está produciendo es un enajenamiento generalizado de la clase política respecto de la realidad. Y no se trata de sembrar el pánico, pero la cuestión es grave. Mientras mas se alejan los focos de atención de los problemas de la gente, más problemas como el TranSantiago vamos a tener. Hay que tener cuidado con la política de tantos acuerdos y pocas discrepancias, el que no haya discusión, razonamiento crítico y/o diferencias entre las partes no es sano, solo frena las cosas y puede desencadenar corrupción. Parte fundamental del cambio es entender que no podemos segir teniendo esa política estancada y oligárquica como la de principios de 1900, la que funciona en base a concensos generales, lobbistas, arreglines, autosatisfacción, unanimidad, homogeneidad y etcétera. Se necesita hoy por hoy, una democracia crítica, diversa, activa y participativa; una dónde las diferentes ideas, no sólo provenientes de los círculos de poder, puedan ser tomadas en cuenta y no acalladas.

6.10.08

Crisis Financiera: Caos del Libre Mercado

Desde hace un tiempo que venimos oyendo como la crisis económica en E.U. cobra vuelo y se desata el pánico que paraliza y contrae cada vez más el crédito y la liquidez. En efecto, a pesar del salvataje de 700 billones de dólares que firmó el 4 de Octubre el presidente de los Estados Unidos, hoydía 6 de Octubre, los índices del Dow Jones siguen registrando bajas históricas. Ya se empiezan a oir voces de que se viene una gran catástrofe, que el desempleo va a proliferar, y que no hay manera de detener el desastre. En el umbral de la desesperación, después de la aparente futilidad de la histórica intervención gringa propuesta por H. Paulson, nadie sabe que va a suceder.

Lo cierto es que la crisis financiera se venía caldeando desde hace años. Para empezar, el 2004, la Agencia Inmobiliaria y Urbanística del Gobierno Federal de los E.U. logró que tanto la Corporación Federal de Préstamos Hipotecarios como la Asociación Nacional Federal de Hipotecas, ofrecieran créditos hipotecarios que sumaban billones de dólares a familias a las que normalmente no se les hubiese desembolsado dinero (los llamados créditos "subprime"). Desde ese año hasta el 2006, ambas financieras, subsidiadas anualmente con alrededor de 5 billones de dólares por servir para propósitos públicos gastaron mas de 400 billones de dólares en títulos, basandose en dicho crédito y realimentando la burbuja inmobiliaria.

El problema es que hoy por hoy, esas personas a las que se les dió crédito subprime (que por lo demás tiene particularmente altos intereses) son incapaces de pagar sus deudas. En efecto, millones de pesonas que se suponía se iban a beneficiar de esto, hoy pierden sus hogares en medio de la crisis. Todo esto porque la agencia se negó a evaluar la capacidad de estas personas para enfrentar su deuda; y sin embargo ambas corporaciones (financistas de alrededor del 40% de las hipotecas gringas) catalogaron como rentables los préstamos. Esto se veía venir: el 2003, R. Paul dió un discurso en el congreso en el que avisaba de que las políticas de gobierno estaban impulsando créditos a gente que no podrían pagar, decía que esto claramente conduciría a un salvataje tal y como los que todos hemos visto.

La estrecha relación entre este tipo de corporaciones y el estado terminan en este tipo de desastres. Es decir, el 2006 la Corporación Federal de Préstamos Hipotecarios recibió la multa histórica entregada por la Comisión Electoral Federal mas grande jamás vista por financiar ilegalmente campañas políticas. En efecto, también se teme que el salvataje de los 700 billones esconda actividades ilegales pues H. Paulson, impulsor de la idea, trabajaba en un cargo de primera línea para Goldman Sachs Group, uno de los principales beneficiarios del rescate. De hecho, Paulson ha contratado ejecutivos de este grupo como consejeros, fuera de que antiguos consejeros del Secretario del Tesoro de E.U. se unieron a bancos que también se beneficiaron de la ley.

Todo esto, sumado a una explosión en cuanto a los crecientes montajes para conseguir crédito, son causas fundamentales para entender parte de lo que está sucediendio. Es decir, en Estados Unidos, desde el 2003, se han disparado en un 140% las investigaciones de fraudes hipotecarios. La gente engaña a estas instituciones normalmente para conseguir crédito. Pero hay que darse cuenta de que en efecto estas empresas se dedican a prestar plata y ganan muchísimo dinero al hacerlo: mueren de ganas. En efecto, si no quieren prestar es porque tienen una alto grado de certeza  para considerar que el dinero no se pagará dadas las características de la persona. De hecho, justamente la mayor parte de las veces que se falsean los datos para conseguir préstamos se termina por verificar el poder predictivo esta estadística. El poco control que se logra ejercer sobre a quién se le presta ha sido un factor de profunda importancia en la crisis.

En fin, igualmente todo el mundo al final de cuentas termina despotricando contra el sistema capitalista. ¡Que el libre mercado no funciona! y ¡Que el estado debe actuar! Sin más, por ejemplo, vemos a Lagos diciendo "Mire lo qué pasó en Estados Unidos, y esa es una expresión de lo que ocurre cuando usted deja libre las fuerzas de mercado". Al parecer, el libre mercado hace un buen papel como chivo expiatorio. Sin embargo, es malo sacar conclusiones apresuradas, claramente los que detentan el poder estan ávidos por llegar a la conclusión de que el poder debe intervenir en el mercado. Hay que tener siempre a la vista que a fin de cuentas gran parte de los problemas en E.U. se generaron por este tipo de medidas intervencionistas.

Y no hay que engañarse: muchas veces los que parecen los más neoliberales resultan ser todo lo contrario: en este caso, los gringos. Para ejemplificar, tomemos el caso de la dictadura en nuestro país, por lo pronto, tan asociada al libre mercado capitalista. Para empezar, hoy por hoy es conocido el hecho de que durante ese régimen, los altos cargos de las grandes empresas privadas fueron mayormente ocupados por funcionarios de las fuerzas armadas. Pero no sólo eso, además el dólar se fijó a un precio determinado, e incluso, la fijación del dólar terminó por generar una fuerte depresión que impulsó a la dictadura a establecer otras medidas, como que la tasa de interés debía ser regularizada por el Banco Central. Bueno, y para que mencionar cuestiones como las de Banco Riggs. Por lo menos los más socialistas exhiben clara y abiertamente sus intenciones de poner las garras en el pastel. A los otros hay que descubrirlos manos en la masa.

Volviendo al tema actual, no es de extrañarnos entonces que no haya mejorado mucho la cosa con la inyección de dinero. No necesariamente se está buscando sanear la economía. Al seguir dándole dinero a estos bancos, el estado, en efecto, alimenta más la especulación dando una mala señal de seguridad a pesar de los riesgos. En efecto, no podemos terminar pensando que por el sólo hecho de que el gobierno intervenga, las cosas se van a arreglar; como mencionábamos, malas intervenciones pueden multiplicar las catástrofes.

Y acá no se trata de hacer una apología del capitalismo y el libre mercado, tan crueles a ratos. Hay que enfatizar, en cambio, en la labor del gobierno, que debe centrarse más en vigilar que se cumplan bien las reglas, y menos a cambiarlas. El estado debe intervenir los mercados regularizandolos cuando se generen situaciones en las que la concentración del poder económico vaya en desmedro del bienestar de la gente. En esa dirección, lo que se está haciendo en E.U. al salvar a los bancos no es otra cosa mas que lo opuesto, en contraposición a, por ejemplo, lo que hubiese sido ayudar a los deudores originales a pagar sus hipotecas, o intentar disminuir el pánico generalizado que se está produciendo.

Trayendo el tema a Chile, hay que limpiar las cabezas de los paradigmas preestablecidos. El libre mercado debe dejar de perseguirse como un enemigo. El libre mercado es sólo un fenómeno invitable, ni bueno ni malo: a fin de cuentas siempre va a tener que haber intercambio. Lo mejor que podemos hacer entonces es entenderlo, y con esto, luchar contra los verdaderos enemigos: la corrupción, los fraudes, las estafas y la concentración del poder económico.